1899-1961
COLINAS COMO ELEFANTES BLANCOS.
Del otro lado del valle del Ebro, las colinas eran largas y blancas. De este lado no había sombra ni árboles y la estación se alzaba al rayo del sol, entre dos líneas de rieles. Junto a la pared de la estación caía la sombra tibia del edificio y una cortina de cuentas de bambú colgaba en el vano de la puerta del bar, para que no entraran las moscas.
El norteamericano y la muchacha que iba con él tomaron asiento en una mesa a la sombra, fuera del edificio.
Hacía mucho calor y el expreso de Barcelona llegaría en cuarenta minutos. Se detenía dos minutos en este entronque y luego seguía hacia Madrid.
-¿Qué tomamos? -preguntó la muchacha. Se había quitado el sombrero y lo había puesto sobre la mesa.
-Hace calor -dijo el hombre. -Tomemos cerveza. -Dos cervezas -dijo el hombre hacia la…
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