Mar Bayona | Escritora | Aroma de Letras
Julia despertó de su inconsciencia de repente, tal y como había entrado.
No sabía dónde estaba. No conocía la habitación aséptica en la que se encontraba postrada en una cama de sábanas blancas. Ventana con marcos blancos inmaculados por la que solo entraba la luz intensa del mediodía, supuso. Sillón reclinable junto a su cama también en tonos claros. Y máquinas, muchas máquinas que la rodeaban entre pitidos constantes, luces y cables que se conectaban a ella.
¿Un hospital? ¿Qué hacía allí? ¿Desde cuándo? ¿Qué había pasado?
Intentaba recordar, pero nada. ¿Su nombre? ¿Sabía cómo se llamaba? Sí, Julia Ortiz Nuez. Tenía 34 años. Estaba soltera. Hacía años que sus padres habían fallecido y no tenía relación con su único hermano, Alberto. Era técnica de laboratorio en una farmacéutica y sus mejores amigas eran Ana y Gisela.
Todo correcto en su cabeza.
Vivía en Madrid, en el centro, en un…
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¡¡¡Gracias!!! No sé por qué no había visto que habías compartido el relato. Eres un amor.
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Tú si que eres un verdadero amor… Un abrazo !!!
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